2013-10-17

¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸Ausencia¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸



Hay silencios que duelen más
que mil palabras.
Hay ausencias de un día que 
se sienten más profundas cada segundo.

Hay personas desconocidas que
 importan más que las conocidas.

Hay vidas que algún Dios mezcla 
para dar una lección o enriquecerlas.

Hay silencios más elocuentes, 
más verdaderos, que el mejor discurso.

Hay días vacíos, noches llenas de recuerdos,
silencios repletos de palabras y soledades llenas de ti.


Hay días que permanecer callada y a la espera es un suplicio, noches en las que las lágrimas acuden sin razón aparente, que la rabia consume y arde una vez más. Tal vez las suposiciones sean peor que la realidad o tal vez no, pero lo que duele y decepciona es la falta de valor.

Poco o nada cuesta decirle a alguien que no quieres hablar, que te deje en paz, o que desaparezca de tu vida si eso es lo que quieres, pero el callar y no contestar me parece de muy mal gusto.

Me decepciona que gente que tiene o vende ideales, que realmente crees que tienen y valen la pena, a la hora de la verdad temen afrontar las cosas y hablar claro.

Me revienta esa falta de valor y aun más cuando viene de alguien que considero valioso e importante, es difícil dar un espacio a alguien sin que te lo pida y tener que esperar sin saber si haces bien o mal,ojalá tu me extrañes un poco a mi...No es orgullo no hablar yo, no es rabia ni enfado el no hacerlo es el considerar adulta a la otra persona y comprobar si significo algo para esa persona. Ojalá así sea, porque sería una pena que acabase así solo en silencio y ausencia.

Me duele por supuesto, me duele porque me importas y mereces la pena, me duele el orgullo de que me ignores así y aun más me duele y revienta que me importe. Pero es el precio a pagar por lo compartido
contigo y el dejarte entrar y aunque acabase así, siempre ha merecido la pena.




2013-10-16

A moment in a million years

A moment in a million years called life



Un momento en un millón de años llamado vida, un conjunto de sueños, esperanzas, deseos y actos desvanecidos en un segundo, en el que la muerte con el olvido se los lleva quedando la vida de los muertos en la memoria de los vivos. Si morimos u olvidamos propiciados por alguna fatal enfermedad, no moriremos del todo mientras alguien lleve nuestro recuerdo en el corazón. Esta es la inmortalidad del alma, el alimento del más puro amor y de la misma fe.

Una historia, un momento en un millón de años, una ínfima parte del universo llamado vida, la mía, no más importante que cualquier otra ni mejor. Pero al fin y al cabo una historia más que tal vez pueda interesar o ayudar a quien tenga a bien dedicar su tiempo a leerla.

[..Ponme como sello sobre tu corazón…pues fuerte es el amor como la muerte…] (el hombre en busca de sentido)

Con esa frase de un gran libro, se resume el sentido último de la vida, a lo que todos aspiramos y lo único que nos mantiene con vida cuando todo lo demás falla o estamos en el peor de los infiernos. Tanto el amor, como la esperanza de sentirlo algún día o la falta de el, es lo que más vivo hace sentir a un ser humano y lo que más fuerza concede.

Todos buscamos amor y comprensión, de quien amamos y de aquellos que nos rodean y cuando por el motivo que sea no lo obtenemos nos vamos criando con carencias afectivas (en mayor o menor medida) que nos acaban afectando en nuestra vida como adultos.

Entre otras teorías psicológicas se encuentra el AT (análisis transaccional) que viene a decir que en algún punto de nuestra niñez viendo como se comportan con nosotros y los adultos entre ellos decidimos como serán nuestras relaciones futuras.

Resumiendo muy por encima (para mayor información recomiendo dos libros: AT hoy y Juegos en que participamos) nuestro persono (o Yo) se divide en tres estados.

Para mayor facilidad lo pondré como lo explica Eric Berne, creador del análisis transaccional y autor entre otros de la obra Juegos a los que jugamos:

[…“ Padre: la persona siente, piensa y actúa de modo similar a la versión que ha interiorizado de una figura relevante de su infancia. Estas figuras son principalmente los padres, y también abuelos, tías y tíos, hermanos y hermanas varios años mayores, cuidadoras, vecinos e incluso personajes de películas. Así, alguien puede comprar fruta pidiéndola con la misma frase que utilizaba su madre reproduciendo su modo de cruzarse de brazos y sostener la cartera, a la vez que piensa que hay que vigilar la balanza del peso pues hay que desconfiar de los tenderos.

Adulto: acorde con las capacidades que se han ido desarrollando a lo largo de la vida, los conocimientos que ha ido adquiriendo y la experiencia que ha venido acumulando, la persona en su momento actual tiene un modo de sentir más estable, un modo de pensar que considera tanto lo específico e inmediato como el contexto general y las consecuencias y puede modular su comportamiento. Quien esté situado en un estado del yo Adulto, además de sentirse muy alegre con el millón de euros ganado en la lotería, sopesa qué hacer con el mismo. Por eso, mantiene el anonimato frente a los representantes de entidades bancarias que se agolpan en la administración donde registró el boleto y que ofrecen vistosos regalos si el afortunado guarda el dinero en su banco.

Niño: el modo de sentir, pensar y actuar es similar al de cómo lo hacía la persona en determinadas épocas de su infancia; la cual se caracteriza en general por la preferente intensidad y volubilidad emocional, pensamiento predominantemente centrado en lo inmediato y comportamiento tendente a ser impulsivo. Una persona de cincuenta años ubicada en este tipo de estado del yo, puede entusiasmarse ante una oferta de calzado de “pague 2 y llévese 3” y comprar cuatro pares de zapatos; sin dar importancia a que los números que quedan son dos tallas superiores a la suya, del mismo modo que quería de pequeño un abrigo por sus colores vistosos, aunque le estuviera muy pequeño.

En resumen: a cada tipo de estados del yo le corresponden unos modos genéricos de sentir, pensar y actuar y cada persona presentará unas características específicas de cada uno de ellos, así como una tendencia a ubicarse predominantemente en un tipo o en otro. De este modo quien se sitúe preferentemente en un tipo Padre, presentará con frecuencia comportamientos de estilo protector y directivo o incluso sobre protector y autoritario; expresará pocas inferencias intuitivas y creativas y disfrutará menos de lo inmediato (características de un tipo de estado del yo Niño); también tomará escasas decisiones y acciones adaptadas a las condiciones cambiantes del entorno (aspectos del tipo Adulto). Berne denomina exclusión de un tipo de estado del yo, sea Padre, Adulto o Niño, cuando la persona no suele ubicarse en él, pudiendo atañer a uno o a dos de ellos. En otros casos, un estado del yo Adulto puede presentar parcialmente características que corresponden a un estado del yo Padre, como ocurre en el caso de los prejuicios y los tópicos en que una persona o un grupo consideran como hechos las creencias trasmitidas por tradición. Otras veces, un estado del yo Adulto puede en parte mostrar aspectos relativos a un estado del yo Niño, como sucede en las ilusiones, en que alguien toma como certezas las creencias de la infancia. Ambos casos se denominan contaminación, pues el discurrir del pensamiento de estilo adulto tiene por objeto justificar la creencia en vez de averiguar su veracidad. De este modo, alguien puede dar indicios de una contaminación doble, pudiendo combinar el prejuicio de “Hay que desconfiar de los extraños” y la ilusión de “La gente no me tiene en cuenta”. Así es como concluye: “Dice que le interesa mi opinión para ridiculizarme cuando se la dé”.”…]

Bueno con esto lo que quiero llegar a explicar es que si algún día os sentís faltos de cariño o sentís que la falta de afecto o comprensión os llevo a malas relaciones en vuestra vida, cerrad los ojos situad a vuestro yo niño a vuestro lado, preguntadle que le pasa, porque llora o porque esta triste y explicadle que estáis con el que jamás estará solo, abrazadlo y decirle que siempre lo cuidareis y os prometo que os sentiréis algo mejor. Porque la persona más importante para cada uno de nosotros y con la que tendremos que vivir toda la somos nosotros mismos. Y nadie merece más de nuestro cariño y cuidado que nuestra propia persona y axial aprendiendo a amarnos bien, aprenderemos a amar a los demás.

Quizás penséis que es muy fácil decirlo y que es un consejo gratuito dado por alguien que no tiene ni idea de lo que es la vida, ni de cómo vivirla y salir adelante. Pero si queréis quedaros conmigo os contaré como una chiquilla de 22 años ha llegado a estas conclusiones sobre la vida, de la niña adoptada, adolescente y adulta. De cómo relaciono su Yo niña, con su Yo adulta y su complicada relación con su Yo madre.


¿Qué decís? ¿Me acompañáis en este viaje?

Continuará….


(escrito tipo historia, tal vez la continue algún día)











2013-10-10

...:::Cobarde:::...

¿Y aquí quien no es cobarde por amor?

Cobarde...el mundo esta lleno de cobardes y es que perdemos más cosas por el miedo a perder, que arriesgando. Pero tenemos miedo, miedo de vivir, miedo de morir, miedo de amar, miedo de ser nosotros mismos y miedo al que dirán.

Se nos olvida que mas pronto o más tarde, ojalá más tarde que pronto, nos iremos de este mundo igual que vinimos: solos. Nadie pensó la vida tan corta, que pensase morir cuando lo estaba pensando.

Creo que da más miedo vivir que morir... y aun más miedo desnudar el corazón frente a un papel, a una persona, o componiendo. Cualquier tipo de arte es sentimiento desgarrado, ¿por amor al arte? Si, por amor al arte, por amor al sentimiento... para no ahogarte en llanto, para ser real.

Todos deseamos que el día que irremediablemente nos marchemos, alguien nos llore y recuerde, porque esta es la inmortalidad del espíritu y el alimento de la única fe con sentido, la memoria de lo que fuimos en aquellos que nos amaron y amamos, este es el cielo y el infierno, la vida de los muertos esta en la memoria de los vivos.

No hay peor miedo y cobardía que el miedo a vivir y a sentir. Duele claro que duele, pero no hay nada peor que arrepentirse de aquello que no se ha hecho, de aquello que por miedo a sufrir dejaste escapar. La vida no da segundas oportunidades es ahora o nunca, toma decisiones y no mires atrás nunca, porque si hay algo que jamás perdona es el tiempo. El tiempo y la vida son una carretera de sentido único con velocidad limitada al presente...el pasado jamás volverá para bien y para mal, de los errores se aprende, de los buenos recuerdos se hace soportable el presente. El futuro es ese hipotético tiempo en el que a veces vivimos todos y que casi nunca llega como lo esperamos, "mañana si eso lo hago" "mañana si eso lo digo"...vivimos en un tiempo irreal y muchas veces no vemos lo que tenemos delante. Se nos olvida que mañana empieza hoy.  Y que habrá un día en que no haya ese mañana.

Habrá un día en que no te perdone ni la vida ni el tiempo, y no hay nada más triste que morir sin haber vivido realmente...el día que me vaya quiero que sea con el corazón caliente y las manos llenas de recuerdos y experiencias. Y no tener que arrepentirme de no haber dicho o echo tal cosa.

Ama, ríe, llora, salta, corre, vive cada instante como si fuese el último porque alguno lo será, recuerda que mañana empieza hoy y las cosas realmente importantes en la vida son gratis, disfrútalas y nunca te arrepientas de nada que te haya echo sonreír.

¿Y si mañana nunca llega? ¿Sabrás todo lo que tienes que saber? ¿Habrás dicho todos los te quiero a las personas que te importan?

¿Y si mañana nunca llega?